Castración o esterilización, ¿sabes cuál es la diferencia?
Tanto la castración como la esterilización tienen como objetivo eliminar o limitar la capacidad de reproducción de nuestras mascotas, ya sea de forma definitiva o temporal.
Entonces, ¿en qué se diferencian? Mientras que con la castración eliminamos las gónadas (ovarios en las hembras y testículos en los machos), con la esterilización evitamos una posible fecundación y gestación, pero conservando íntegramente las gónadas.
El término correcto para la castración es gonadectomía (extirpación de las gónadas).
La técnica que usamos para castrar a un macho se llama orquiectomía y consiste en la extirpación quirúrgica de ambos testículos.
En las hembras, podemos optar por extirpar los ovarios junto a la matriz/útero (ovariohisterectomía) o sólo los ovarios (ovariectomía).
En cuanto a la esterilización a menudo utilizamos el término inglés gonad-sparing, que podemos traducir por “preservación de las gónadas”.
En el caso de los machos, la técnica de esterilización empleada es la vasectomia (seccionamos quirúrgicamente el conducto que transporta los espermatozoides hacia el exterior).
En las hembras eliminamos una parte o la totalidad del útero (histerectomia).
Es posible que hayas oído hablar de la ‘castración química’. En este caso lo que hacemos es aplicar un implante subcutáneo con un medicamento que suprime la actividad de las gónadas.
El efecto es similar al que obtendríamos con la castración quirúrgica por lo que resulta muy útil para observar qué efecto tendría la gonadectomía en una mascota y decidir si vamos o no a castrarla quirúrgicamente.
Las ventajas que tiene este método de control de la reproducción son que es reversible, tiene una duración de 6 meses y el implante es biodegradable.
Estos implantes se pueden administrar a perros machos adultos, gatos machos a partir de los 3 meses de edad y perras prepuberales.
Por cierto, aunque coloquialmente hablamos de castración química, en realidad se trata de una técnica de esterilización y no de castración ya que no extirpamos las gónadas!
¿Qué es mejor para mi mascota?
El enfoque tradicional para controlar la reproducción de perros y gatos ha sido, hasta hace poco, apostar por la gonadectomía quirúrgica. Todos los estudios sugerían que con la castración disminuye la probabilidad de aparición de enfermedades del sistema reproductivo tanto en hembras (infección de matriz, tumores de matriz o de ovarios, tumores de mama) como en machos (tumores testiculares, hiperplasia de próstata, tumores de próstata). También se había relacionado la castración con un mejor control en algunos problemas de comportamiento, especialmente la agresividad entre perros machos.
En la actualidad, con la aparición de nuevos estudios clínicos realizados con mayor exigencia y mejores criterios estadísticos, el punto de vista para recomendar la esterilización o la castración de las mascotas ha cambiado.
Los especialistas en comportamiento y reproducción coinciden en la importancia de elegir el mejor método de control de la reproducción en función de las características específicas de cada animal y de su entorno, así como la necesidad de considerar otras actuaciones más allá de la castración quirúrgica.
¿Qué efectos tiene la castración sobre la salud de mi mascota?
Aunque la castración quirúrgica es un procedimiento realizado tradicionalmente, acualmente sabemos que la retirada de las gónadas no es inocua.
Varios estudios apoyan la idea de que con la castración quirúrgica se produce un aumento en la incidencia de diferentes patologías. Se han descrito alteraciones sobre los sistemas nervioso, inmunitario y endocrino. También se ha relacionado la gonadectomía con problemas dermatológicos, urinarios e incluso con algún tipo de tumor.
La castración no es una herramienta válida para corregir problemas de agresividad, o al menos no como se pensaba hasta ahora: no se observa un efecto positivo de la castración sobre los problemas de agresividad hacia los propietarios/tutores, aunque sí que se aprecia una tendencia a aumentar los problemas de agresividad por miedo a personas desconocidas y hacia otros perros, sobre todo cuando se realiza de forma temprana.
Con lo que se sabe hoy en día, podemos afirmar con una certeza razonable que castrar un perro o una perra aumenta la tendencia del animal a mostrar fobia o agresividad por miedo.
Finalmente, con la castración aumenta la incidencia de obesidad tanto en perros como en gatos.
Estamos pues ante un tema muy complejo. La decisión entre castrar o esterilizar a una mascota debe ser tomada de forma individual, evaluando los riesgos y beneficios de cada técnica y teniendo en cuenta todas las variables. Antes de realizarla se debe valorar el motivo de la castración, la raza, la edad y el modo de vida tanto del animal como de su propietario.
Te recomendamos consultar este tema con tu veterinario y juntos escoger cuál es el mejor método de control de la reproducción para tu mascota.
“La castración, como método rutinario ya no está apoyada prácticamente por ningún experto”, Lluís Ferré-Dolcet (Secretario de la European Veterinary Society of Small Animal Reproduction).
1er Seminario de Control de la Reproducción – Virbac Salud Animal – Barcelona, 3 de julio de 2024.